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martes, 5 de enero de 2010

Tranquila

Desconocida hundiste mis huesos tan profundo que se perdieron dentro de mi cuerpo, como los recuerdos de nuestros días buenos, las infinitas conversaciones que se transformaron en silencio y abandono, el frio de tus palabras, junto a tus oídos que no quieren saber de mi voz-¿Cómo no entendiste que me sentía solo? – ¿Cómo no comprendiste cuanto te necesitaba?- simplemente quería un poco de atención.

Otra vez el árbol llora en medio del desierto. Es que nadie va a entender nunca. Se le seca el corazón, la savia no para de correr y el último intento por alcanzar su boque verde, fue eso…solo un intento.

Te dejo tranquila…….