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lunes, 18 de mayo de 2009

Muerte 2

Se ahoga en el silencio de la noche vomita desprecio. Comparable es al arma suicida que atravesaría su sien.
Ojos negros perdidos en busca de un alma ajena, viajan desesperados con alas rotas, ya sin fuerzas y con un amargo llanto que se ahoga en el silencio de la noche. Cual leña en el fuego se consumen las ganas de seguir.
Aprieta los dientes y llora como lo hace cada vez que demanda una vida, se para frente al hombre, como si este pudiese verlo y sabiendo el final comienza a bailar frente al cobarde, una risa se posa en su cara, la cual crece hasta transformarse en una carcajada, cual demente baila al rededor del maldito. Se encuentra de rodillas ahogado en el silencio de la noche, lo adorna un llanto que a ratos desespera.
El arma hambrienta por devorarlo se impacienta en sus manos.
El baile a cesado, cae a un costado y abraza al hombre, quien entra en un estado de transe y comienza a tiritar, dirige el arma a su cabeza la cual sonríe pues nunca a matado, antes hirió mas ahora, ahora matará, él continua abrazándolo como lo a hecho tantas veces con otros antes, siente un escalofrío que traspasa su piel, aprieta el arma que hace un momento dirigió a su cabeza, él llora pues nunca le ha gustado robar vidas, simplemente es lo que le toco vivir eternamente.
-Ya es la hora- le susurra al oído y como si hubiese escuchado aprieta el gatillo.